De la noche al día, de la desesperación a la ilusión, del blanco al negro, de Claro de Luna a Du Hast, . . . Es una montaña rusa, es fascinante ver la capacidad que tiene un pececillo de cambiar la tarde más negra. Ahora reimos y bromeamos, contamos los minutos para que den las cinco y simulamos ser indios con la crema protectora.
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